lunes, 19 de marzo de 2012

BREVES APUNTES SOBRE AGRICULTURA

BREVES APUNTES SOBRE AGRICULTURA

Manuel Martínez Acuña                          
                                                                 
      La primera condición indispensable para llegar a un desarrollo sostenido de la agricultura nacional, es percatarse de la enorme responsabilidad que esta explotación requiere dentro del marco de sus diferentes divisiones y riesgos; comenzando desde la imposición del medio físico, la tenencia de la tierra, su comercialización, la inseguridad personal, hasta la intervención del estamento sociopolítico que, por razones de economía de estado, le es vinculante. Por tanto, todo cuanto no se haga bien en función del comportamiento de la economía agrícola y de sus factores de producción más sobresalientes, será como una vela sin viento en el mastelero. O, como “una alborada detenida, que no avanza hacia ninguna culminación”.
      Fácil es dar en la cuenta de esta realidad, si comparamos la situación de hoy con la de los años treinta, siguiendo el coeficiente estadístico referido al rubro en ambos tiempos. Tal vez así podamos colocar el problema en su justa dimensión; de donde se infiere que, es y debe ser materia de vivo interés colectivo, convocar a la apertura de un desarrollo agrícola vigoroso y sustentable, que, con toda premura, acelere el país nacional hacia su autoabastecimiento. De lo contrario, la maleza seguirá invadiendo tanto al terreno como al rancho del agricultor. O, lo que quede de ambos, como dice Vila en su libro “Conceptos sobre Geografía Histórica de Venezuela”. Y, llegar a la conclusión de que, el conuco solo, no genera historia.
      No se trata, desde luego, de seguir respirando en esa atmósfera de legendarias reformas agrarias, ni en otros tantos moldes derivados de inmedicables insanias políticas; pues, es tarea más racional y seria.
Pretender por tanto, seguir sustituyendo proyectos uno a uno, o con eso y aquello de si es o no el tratamiento adecuado para corregir los males de que padece la agricultura vegetal y animal, es como tratar de curar sólo los síntomas y no la enfermedad. O, lo que es lo mismo, remediar una mordedura de culebra con aspirina.
Sería algo así como no haber empezado nunca en cien años a reconstituir sus cuadros en una unidad de producción eficiente, técnicamente lograda, y con una alta capacidad de rendimiento cultural. Todo por supuesto, dentro de una real y saludable rentabilidad.
      En esa dirección, todos deberíamos estar comprometidos en la gran tarea de hacer frente al tétrico fantasma del hambre que amenaza al mundo. De buscar cuántas soluciones sean necesarias; capaces de apuntalar la alforja alimentaria de una población en plena expansión numérica, como la que se opera en Venezuela. Motivo suficiente por el que preocuparse.